martes, 2 de diciembre de 2014

REGLAS DEL DISCERNIMIENTO

Encuentro del 18 de noviembre

P. Rubén Strina SJ


RECONOCER LA ACCION DEL BUEN Y DEL MAL ESPIRITU

REGLAS DE DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL



Dos reglas básicas:

1. A las personas que se dejan llevar por sus pasiones y no se preocupan de evitar los pecados, el mal espíritu los tienta facilitándoles el camino: imá-genes sensuales; placeres atrayentes, etc., para conservarlos y aumentarlos en sus vicios y pecados. En estas personas, el buen espíritu obra de contrario modo: les inquieta en la conciencia, despierta remordimientos, para apartar¬los de ese camino.
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2. Con los que van purificando sus pecados y progresando en el servicio de Dios, los espíritus obran de manera contraria. El mal espíritu trata de perturbar angustiando, entristeciendo, poniendo impedimentos, inquietando con falsas razones para impedir el progreso. En cambio es propio del buen espíritu dar ánimo y fuerzas, lágrimas de consolación, alegría y paz, quitan-do los obstáculos para que se pueda avanzar.


Dos definiciones:

1. Consolación espiritual: Es el estado del alma en que se produce en ella gran amor de Dios, a veces hay lágrimas de amor, y de dolor por los peca-dos. Es consolación todo aumento de esperanza, fe y amor, toda alegría inte¬rior que atrae el alma a las cosas de Dios, y de su salvación, aquietando y pacificando al alma en el Señor.

2. Desolación espiritual: Es todo lo contrario a la consolación: es decir oscuridad en el alma, turbación en ella, atracción hacia las cosas bajas y mun¬danas, inquietud, tentaciones que mueven a desconfianza, desesperación, frialdad. La persona se encuentra floja, tibia, sin entusiasmo y como separada de su Creador y Señor.

Reglas para el tiempo de desolación:

1. En tiempo de desolación nunca hacer cambios, sino mantenerse fir¬me y constante en los propósitos que había hecho antes de la desolación. Porque en la desolación nos guía el mal espíritu con cuyo consejo no hare¬mos nada bueno.

2. Confianza en Dios. En momentos de desolación Dios ha quitado el entusiasmo, amor y gracia intensa, pero siempre deja la gracia suficiente para salir adelante.

3. En la desolación procure armarse de paciencia, piense que pronto volverá la consolación. Conviene hacer la contra a la desolación,



Origen de la desolación:

1. La primera causa puede ser nuestra negligencia, pereza, en nuestro cumplimiento espiritual; por eso se aleja la consolación.

2. Una prueba permitida por Dios para ver nuestra generosidad y deci¬sión en servirlo aun sin consolación.

3. Para aprender que no depende de nosotros tener mucho amor sen¬sible y devoción, sino que es un don de Dios. Así se evita la vanidad o el orgu¬llo y nos mantiene en humildad.

Para el caso de consolación:

1. El que está en consolación, prepárese para cuando venga la desola¬ción, tomando fuerzas.

2. El que está consolado procure ser humilde, recordando lo poca cosa que es cuando está desolado, y que la consolación no viene de él, sino de Dios

Tres tácticas del enemigo:

1. Atemorizar: El enemigo se porta como una mujer que es débil pero gri¬tona, Si el hombre la enfrenta con fuerza ella se acobarda y huye. Si el hom¬bre se muestra débil, ella es terriblemente agresiva. Así dice Ignacio se com¬porta el demonio con el alma. Si el hombre resiste resueltamente y con fuer¬za, las tentaciones se debilitan y desaparecen, pero si el que hace los Ejercicios comienza a temer y a desanimarse, el demonio se pone fiero y dominador.

2. Procurar secreto. El mal espíritu es como un enamorado que pretende engañar a la hija de un padre bueno, procura que no se sepan sus malas in-tenciones, porque sabe que será rechazado si la hija habla con el padre. De la misma manera el demonio quiere que sus tentaciones queden en secreto, y que la persona tentada no converse con el confesor o el acompañante.

3. El punto débil: El diablo es como un general que quiere tomar una for-taleza y estudia el punto más débil para atacar por ahí. De la misma manera el mal espíritu busca cuál es nuestro lado más débil y por ahí nos ataca.

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